Teatro

Volátil representa a Colombia en Teatro de la Cd. Esperanza Iris

Desde Colombia llega CORTOCINESIS, que presentará VOLÁTIL. RECITALES DE LA DESAPARICIÓN

  • Danza contemporánea que reflexiona acerca de la desaparición forzada de personas en años recientes
  • Bajo la dirección de su autor, Vladimir Rodríguez, llega con dos únicas funciones el domingo 7 de agosto, a las 15:00 y 18:00 horas, en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris

En el marco del VII Festival Internacional de Danza Contemporánea de la Ciudad de México (FIDCDMX), la compañía Cortocinesis Danza Contemporánea, de Colombia, presentará de manera especial su exitosa coreografía Volátil. Recitales de la Desaparición, una valiente y dolorosa propuesta que hurga en uno de los fenómenos más hirientes de la actualidad en toda Latinoamérica: la desaparición forzada de las personas.

Bajo la dirección de su fundador, el bailarín y coreógrafo Vladimir Rodríguez, la pieza se escenificará el domingo 7 de agosto, con dos funciones (a las 15:00 y 18:00 horas), en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, de la Dirección del Sistema de Teatros de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México.

La crítica especializada ha calificado el montaje como “una impactante muestra de danza contemporánea”, toda vez que está dirigida a reflexionar acerca del significado del verbo “volatilizar”, que implica una desaparición, pero también un cambio de estado, de forma y de consistencia.

Con la participación de los intérpretes-creadores María Alzamora, Nicole González, Ángela Bello, Edwin Vargas, Yovanny Martínez y Aníbal Quiceno, la coreografía pretende explicar cómo, aunque un cuerpo humano sea eliminado físicamente (volatilizado), se niega a desaparecer, “porque tiene cicatrices que relatan historias fragmentadas”.

La compañía explica que “volatilizar” en química significa convertir un cuerpo sólido o líquido en vapor o en gas, con lo que desaparece su estado anterior. Pero en el caso de una persona, la pretensión va más allá, ya que no solo se volatiliza la materialidad de un cuerpo, sino también su presencia, su pensamiento, su recuerdo.

En todo caso, su cuerpo será el primer territorio que sufre y rinde la desaparición algo fáctico: lo palpable de la ausencia. Volatilizar a otro o volatilizarse de otros, sugiere ausentar el cuerpo de la percepción del otro para progresivamente concluir con la desaparición más fatal: el olvido.

Para crear esta pieza, Vladimir Rodríguez se remontó a la tragedia de Sófocles, Antígona, la mujer que da sepultura al cuerpo de su hermano Polinices, ya que éste se encuentra expuesto a la intemperie por mandato y condena de su tío Creonte.

Antígona lo cubre de tierra y le practica los rituales funerarios. Cuando Creonte la descubre, manda a desenterrar el cuerpo descompuesto de Polinices para dejarlo a la vista de todos, pero, además, ordena enterrar viva a Antígona en una caverna para que muera lentamente.

El coreógrafo colombiano considera que esta ambigüedad sobre el atentado al cuerpo en la obra de Sófocles, encierra la barbarie enigmática de la desaparición en dos perspectivas: exponer al cuerpo muerto y ocultar el cuerpo vivo hasta provocarle la muerte, ambas para causar terror y concretar la fuerza del poder criminal frente a la población, pero también para desaparecer al ser querido.

En Colombia –expone el artista–, la experiencia de la desaparición forzada en las últimas décadas ha sido relatada por familiares de las víctimas a través de innumerables archivos audiovisuales, fotográficos y escritos en diversos medios. Pero no solo los familiares de las víctimas han expuesto sus narraciones, sino que también algunos victimarios, con sorna y vergüenza, han contado sus versiones acerca de los acontecimientos en búsqueda de perdón y rebaja de penas.

Cuando comenzó el proyecto de creación de Volátil. Recitales de la Desaparición (que obtuvo la Beca de Creación de la V Bienal de Danza de Cali 2021), el coreógrafo se vio abocado al asunto de la desaparición como eje central del laboratorio y de la obra resultado de este proyecto.

Reflexiona: “Pienso que una realidad tan dura como la desaparición forzada de las personas, cotidianizada a fuerza de repetición en mi país, podía ser asumida y confrontada como material reflexivo, experiencial y estético desde mi trabajo escénico.

“Valía la pena tratar de asimilar este holocausto desde una inmersión escénica, que permitiera tanto a algunos familiares o cercanos de las víctimas, como a las personas que no han sufrido dicha tragedia, una experiencia sobre el conflicto y un momento de reflexión sobre este tema a partir de un objeto estético”.

Y es que, para el artista, “el papel del arte no es exclusivamente el expresar o cuestionar las conductas maniqueas de la sociedad. Por ello, concebir ‘un arte del perdón’ o ‘un arte sanador’ frente al conflicto de la desaparición, no es la particularidad de la expresión artística, aunque también pueda desarrollarse en este sentido. Esto no lo hace mejor que un arte que se dedica aexponer el horror o un análisis del terror, sin miradas optimistas o indultos para la aceptación de una realidad cruenta.

Y agrega: “El equilibrio melancólico no es el único objetivo de un proyecto y obra que tocan temas que rozan la herida de una sociedad. También el destino artístico puede estar en presentar a dicha sociedad el reflejo de su monstruosidad, de su inequidad, de su alienación. Y es difícil que este reflejo sea un paraíso de calma”.

Por ello, al referirse al trabajo realizado por los intérpretes en escena, considera: “Prestar el cuerpo para narrar y expresar las tragedias ancladas en la intimidad vergonzosa de la historia de Colombia, es un acto de valentía y una necesidad de comprender a través de nuestro oficio, el abismo en el que caímos como sociedad. Y claro está, comunicar estos ‘pensamientos teatrales’ a un público que también tiene preguntas y a unos familiares que más que curar, tratan de comprender los porqués que les ayuden a asimilar las ausencias.

La obra cuenta también con la participación de Humberto Hernández en el diseño de iluminación y Ricardo Roldan en el diseño de vestuario. La música original es de Mauricio Proaño y el tratamiento de audios documentales es de Miguel Armando Chaparro, con la producción general de Nelson Rubio y asistencia general de Camila Josa.

Volátil. Recitales de la Desaparición se presentará el domingo 7 de agosto a las 15:00 y 18:00 horas, en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris (Donceles 36, Centro Histórico, Metro Allende), con los cuidados sanitarios necesarios: uso permanente de cubre-bocas y de gel anti-bacterial, tanto de parte del personal del teatro como de los espectadores.

Admisión: $400, entrada general, limitado a 100 localidades. Los boletos se pueden adquirir en la taquilla del teatro y en las plataformas digitales de Ticketmaster.

Para conocer la programación de la Dirección del Sistema de Teatros de la Ciudad de México visite las redes sociales: Facebook @TeatrosCdMexico, Twitter@TeatrosCdMexico e Instagram @teatroscdmexico.

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