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Los peligros de no abrazar

Esconderse del mundo es una idea muy peligrosa

A menudo, cuando estamos hartos de todo, decimos: “¡Lo dejo todo y me voy a una isla desierta!” En ese momento, el cerebro pinta una imagen paradisíaca: aquí estamos sentados con un coco bajo una palmera, el océano acaricia nuestros pies, el teléfono está en modo silencio, no hay notificaciones… Y lo más importante: ¡nadie te molesta con sus preguntas y no te distrae de los pensamientos interesantes!

Pero los psicólogos dicen que esconderse del mundo es una idea muy peligrosa. Resulta que el contacto con otras personas es una necesidad vital. Veamos cómo nos afecta el hambre táctil, pero empecemos por un concepto más amplio que es la privación sensorial.

¿Qué es la privación sensorial?

Imagina un mundo que no te afecte de ninguna manera. No hay sonidos, ni olores, ni imágenes, ni tacto. ¿Qué te parece?

La privación parcial o total de influencias externas es la privación sensorial. Cuando se estudió este fenómeno, se descubrió algo sorprendente.
Resulta que los períodos cortos de privación sensorial tienen un efecto positivo en los seres humanos, mientras que los períodos largos son muy peligrosos.

A veces basta con cerrar los ojos, apagar el portátil o dejar el smartphone por un día para no sobrecargarse de información y reducir el nivel de ansiedad.

Pero, ¿qué ocurre cuando la privación sensorial total o parcial dura demasiado tiempo? En este caso, muchos procesos mentales se ven afectados. El pensamiento se vuelve lento, la capacidad de concentración disminuye y las tareas más sencillas causan gran dificultad.

Hambre táctil

La importancia de recibir estímulos del mundo exterior fue demostrada por el psicoanalista René Spitz. Desde 1945 estudiaba a los niños en los orfanatos (su trabajo cambió las condiciones en estas instituciones). Demostró que sin una cantidad suficiente de contacto la psique del niño se verá perturbada y no podrá desarrollarse normalmente.

Para los adultos, el tacto también desempeña un papel importante. Hay incluso un concepto especial: el hambre táctil. Puede confundirse con el deseo sexual, porque en algunas culturas la gente tiende a mantener una distancia física y el tacto se erotiza. Sin embargo, se trata de dos necesidades diferentes, aunque pueden surgir simultáneamente

Las personas «poco abrazadas» se vuelven retraídas, apáticas y ansiosas.

Un tip a tener en cuenta: Si no tienes a nadie a quien abrazar en casa, el hambre táctil se puede adormecer con una ducha de contraste.

 

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